Protagonistas!

Cap. 6-.Sorpresa inesperada

domingo, 5 de junio de 2011

Ahí se encontraban mis maletas. Todas las que había empacado se encontraban en la sala. Fue cuando todo comenzó a tener lógica. Eso era. ¡¡Me estaban corriendo de aquí!!
-Así es como quieren las cosas –grité furiosa. No esperaba una respuesta puesto que no iban a tener el coraje alguno para decírmelo.
-No –intervino mi madre aun más furiosa- es lo que tú has escogido.
-Esperaba un mejor momento para despedirme. Nunca lo pensé de esta forma.
Mi madre cerró su boca inmediatamente. Me confundí un poco por no haber proferido palabra alguna, simplemente trataba de no llorar frente a mí. ¿Acaso me estaba perdiendo de algo?
-Señorita Neily –escuché una voz cercas de la sala. No pude creer lo que mis ojos veían. Era uno de los que cuidaban a Bill, un tipo alto, gordo y fuerte. Venía vestido de traje con unos lentes oscuros. –Bill me ha pedido que recogiera sus cosas para llevarla a su nuevo hogar.
¡¡Qué!! Cobarde fue la única palabra que pude pensar de Bill en ese momento. Ni siquiera pude atreverme a mirar a mis padres de toda la vergüenza que sentía. Un fuerte nudo se acumuló en mi garganta rápidamente y dejé que el coraje cesara.
Tragué saliva antes de dar indicaciones al tipo a quien era el único que podía mirar bien.
-Estaré en diez minutos –respondí pausada para que mi voz no se quebrara.
Corrí desesperada a mi cuarto sin dejar de creer como era posible que esto me sucediera a mí.
Mi vientre nunca me había dolido como ese dia. Incluso me asusté tanto que intenté calmarme dejándome caer por completo sobre mi cama. Me detuve a mirar mi habitación con tanta tristeza. ¿Porqué me dolia separarme de mis padre? Era algo que ya había hecho anteriormente. Me había alejado de mi madre sin ningún problema, me había alejado de mi padre sufriendo un poco pero al final lo superé.
Quizás eme costaba trabajo ahora que mis padres estaban más unidos que nunca. Quizás este dolor deje de cesar y pueda superar lo mismo.
Preocuparme, enojarme o lo que sea le está haciendo más daño a mi bebe. Ya no quiero sufrí más.
No proferí palabra alguna con mis padres. Simplemente me marché en silencio luego de que un baño con agua caliente me hiciera tranquilizarme mejor. Al subir al carro otro nudo en la garganta se había formado. No quise hacerlo notar para que no se preocuparan. Pero solo en ese momento pude ver sus rostros tristemente. “Su única hija se estaba yendo”
“lo lamento” dije en mis pensamientos mientras una lagrima se desbordaba sobre mi mejilla. Ya era de noche como para que mis padres pudieran notarlo.
Podía ver aquellas figuras paradas sobre la puerta mirando detenidamente como su hija se marchaba. Eso me dolió más a mí.
-¡Bienvenida Neily! –me recibió David con un abrazo con quien solo pude responderle “gracias” luego de que una sonrisa seca apagara todo su energía positiva.
Tom no se atrevió a voltearme a ver a la cara. Miraba la televisión pasando de un canal a otro. Incluso fingió no verme para que esto no se le hiciera más difícil.
-¡Neily! –se acercó a mi Georg. Mi querido Georg. Quería llegar a él y abrazarlo fuertemente para contarle todas mis penas, pero simplemente sonreí seca. –Estoy seguro de que le diste una buena paliza.
¡Vaya! Tom les había contado rápidamente lo sucedido. Todos parecían estar felices excepto Tom y …..
Ahí estaba parado junto a Tom mirándome de la forma más escalofriante, quieto con una sonrisa que apagó toda la ilusión.
No lo saludé. Seguí al tipo que ayudaba por mis maletas hasta mi cuarto. Bill también me siguió.
-Gracias –agradecí con el nudo en la garganta intentando no pensar en el dolor. El tipo alto se marchó sin decir absolutamente nada dejándome a solas con él.
Bill cerró la puerta de mi habitación cautelosamente. Fingí no notarlo mirando mi habitación que hacía años que había estado aquí. Como la primera vez.
Todo estaba en su lugar, casi podía jurar que incluso la cama estaba como la dejé.
-Tom me dijo lo sucedido –escuché como soltaba una carcajada.
Nunca debió recordarme porqué estaba molesta con él desde la mañana.
-¿Te causa gracia? –le pregunté atreviéndome a mirarlo a la cara.
-Un poco –respondió sincero.
-A mi no –intenté que mi voz no se alzara pero no pude evitarlo- En mi primer lugar, tú debiste estar conmigo, no Tom, en segunda, eres un cobarde y un imbécil.
-Tenía cosas que hacer.
-Se presentó un problema y tuve que ir.
-Eso no justifica nada. Debiste haberme avisado.
Bill volvió a sonreír y eso me causo más coraje.
-¿Sabes lo que acabas de hacer el día de hoy?
Bill me miró por leves segundo y después bajó la mirada.
-Te hice un favor.
-¡Eres un cobarde! –le grité- ni siquiera te pones a pensar todo lo que esto me provoca. El sentimiento que me da que no estés conmigo cuando lo necesito. Que no te importe.
Solté en llanto mientras me abalanzaba en mi cama.
-Ni siquiera pude despedirme bien de ellos –le lloré más.
Durante un momento pensé que se marcharía sin decirme nada. Solo escuchaba el suave viento acariciar lentamente la ventana. Deseé ser viento para poder volar y sentirme libre de poder hacer lo que quiera sin problema de nada.
-No llores –me calmó tomándome por los hombros. Llegó hasta a mí para besarme la mejilla. Y eso me tranquilizó.
Me atreví a mirarlo a los ojos, quise cerciorarme de que en realidad lo conocía.
-A veces te desconozco…..
Escupí aquello que me molestaba desde hace tiempo.
De pronto sus ojos se abrieron bruscamente levantándose de inmediato. Solo me miró una vez más, tal vez esperando a que me retractara, pero no lo hice. Así que se marchó sin decirme nada.
Cerré los ojos en busca de hallar mi paz interna……solo tranquilidad.
Justo como pensé, Bill y yo no habíamos dormido la primera noche. Pero era algo que no me dolía. Supongo que imaginaba que habría un problema “como siempre” y al final de cuentas saldríamos peleados.
-¡Buenos días! –cantó Georg animado mientras me servía un poco de cereal- ¿Qué tal tu primera noche?
Suspiré. Eso fue una respuesta para Georg, por lo que no volvió a preguntar.
-¿Al menos dormiste bien toda la noche?
O pensé que no volvería preguntar, pero solo me limité a mi cereal.
-Buenos días –saludó Gustav como todos los días……serio.
Siempre que podía me mantenía alejada de Gustav y algunas veces inclusive pensaba que todavía sospechaba de mí.
De acuerdo, de un momento a otro yo tuve la culpa pero ¿Todos cometemos errores o no?
La cocina en vez de mantenerse un poco más alegré se torno más silencioso e incomodo. No pude elevar mis miradas a las dos personas que desayunaban junto a mí con sus miradas llenas de pensamientos.
Comí un poco más de mi cereal tratando de ignorar lo incomodo. Solo después de que Gustav apareciera, Tom atravesó esa puerta como de rayo y no saludó.
Supuse que aun estaba molesto por lo de anoche.
-¿Ya te dije que lo lamento? –mi comentario al final de cuenta terminó siendo una pregunta.
Todos esperaron la respuesta de Tom, mirando como servía leche en un vaso de cristal.
-No –refunfuñó sin verme a la cara.
Con mucho orgullo se sentó junto a mí de una manera brusca sin ni siquiera mirarme al rostro. Tomó su vaso de leche hasta terminárselo y con mucho cuidado se acercó a mi oído y me dijo:
-Tienes suerte de que no sea rencoroso.
Dicho esto lo volteé a verlo a los ojos y se echó a reír.
Por más que traté de verle el lado bromista a su “comentario” no le vi nada gracioso. Me sentí incomoda.
-Tranquila Neily –me tomó del hombro y me acercó a él- sé que te tuviste una mala noche y no quiero ser otro problema para ti.
Qué raro, pensé mientras miraba a Tom atónita como sonreía de oreja a oreja. ¡Seguro Alex le dio una buena cogida! Dije irónica soltando una carcajada.
-¿Me perdí de algo? –insinuó Georg con una mirada extraña mientras elevaba su mirada hacia el de nosotros.
Tom se quedó con la boca abierta, quedando con las palabras en el aire. Pues en cuanto Bill atravesó la puerta, la cocina había quedado de nuevo silenciosa.
No dejo de admitir que aun estaba un poco enfada pero deseaba estar con él lo más que podía pues yo seguía enamorada de Bill.
-¡Buenos días! –saludó a los demás haciéndoles un gesto que casi no lo noté. Caminó lentamente hasta llegar a mí y robarme un beso en mi mejilla. Eso hizo que me diera calor.
-¡No puede ser! –exclamó Tom sorprendido- A pesar del tiempo que han estado juntos me sorprende que todavía te sonrojes.
¡¡¡¡Demasiado calor!!!
Ignoré las risitas que se acomodaron alrededor de mí comiendo más y más de mi cereal, aunque sabía que no era la gran cosa.
También deseé que por lo menos eso hiciera sonreír a Bill pero no fue así.
-Llegaré un poco tarde –anunció Bill mientras abría la puerta. Esta vez pude distinguir como Bill le guiñó el ojo a Tom mientras que a mí solo me dedico una débil sonrisa.
No pude ser, dije para mis adentros, aquello me estaba afectando emocionalmente. Ni siquiera podía decirme a donde iba por que si le preguntaba quizá se enojaría. ¿Acaso no podía acompañarlo? Tal vez pensaba que estaba enojada. Realmente lo necesito.
-¿Qué planes tienes para el día de hoy? –preguntó Georg luego de que mi gesto de tristeza me empezaba a invadir.
-La verdad no tengo idea –suspiré-.
¡Es verdad! No tenía nada de planes para el día de hoy. Por lo general en mi casa ya peleaba y Bill no tardaba ni un segundo en venir por mí. ¡Vaya! Como son las cosas, pedía a gritos mudarme con él para estar más cerca y nos hemos distanciado más.
-¿Podemos hacer planes? –insinuó Tom al ver que no dejaba de pensar. Mi mirada estaba totalmente perdida.
-¿A dónde ha ido Bill? –se me escapó esa pregunta cuando en realidad debió estar siempre en mis pensamientos.
¡Demonios!
Miré a mi alrededor maldiciendo en voz baja pero a la vez intentando leer sus miradas. No era tan estúpida como para no saber que algo pasaba y solo ahí me di cuenta de que algo no andaba bien. Los tres se miraron sospechosamente esperando que uno de ellos respondiera. Pero cometieron el fatal error de decir al mismo tiempo respuestas diferentes.
-Con David –comentó Tom un poco nervioso.
-Comprar zapatos –le siguió Georg.
-El carro está fallando –finalizó Gustav dándose cuenta que se habían descubierto.
Ellos mismos descubrieron a Bill. De seguro…..estaba con otra…
El miedo me invadió de pies a cabeza y me hizo levantar de mi silla automáticamente.
-Pensándolo bien –me esforcé tanto en que mi voz no se quebrara y traté mucho en disimular que nada me ocurría- tenía pensado ir a visitar a un amiga.
-¿A quién? –Tom sabía exactamente que no tenía a nadie para poder platicar y llorar. Aliz había desaparecido y no había nadie en quien pudiera confiar.
-Aliz –mentí y me fui directamente a mi cuarto intentando no caerme y tropezarme. Mis piernas débiles y mi corazón latiendo a toda velocidad me hacían perder mi equilibrio pero aun así luché.
Salí de la casa con mucha tranquilidad como naturalmente lo hacía.
-Christopher –llamé a mi chofer quien anteriormente lo había sido cuando Bill no podía traerme-.
-¿Hacia dónde? –preguntó una vez que habíamos salido acompañados de dos guardaespaldas.
Suspiré mirando la ventanilla pensando en donde podría ser mi primera parada. No tenía ganas de estar sola, quería que alguien me escuchara, que alguien pudiera llorar conmigo…..Lizzi.
-Christopher –sonreí- ya sé cuál será la primera parada.

0 comentarios:

Publicar un comentario