-Christopher –llamé a mi chofer quien anteriormente lo había sido cuando Bill no podía traerme-.
-¿Hacia dónde? –preguntó una vez que habíamos salido acompañados de dos guardaespaldas.
Suspiré mirando la ventanilla pensando en donde podría ser mi primera parada. No tenía ganas de estar sola, quería que alguien me escuchara, que alguien pudiera llorar conmigo…..Lizzi.
-Christopher –sonreí- ya sé cuál será la primera parada.
Mi angustia por saber qué habría ocurrido en ese pequeño lugar que había visitado por primera vez que regrese a venir con mi padre.
Mis manos estaban un poco inquietas al no saber que responder o que decir frente a ella.
Me costó un poco de trabajo explicarle las calles a donde quería ir pero al final de cuentas me las arreglé.
Habíamos llegado al lugar donde casi podía decir que alguna vez fue mi segundo hogar cuando más mal me sentía. Mi memoria navegó rápidamente a esos recuerdos en los que yo llegaba llorando totalmente destrozada para hablar con ella….Lizzi.
No me importaba mucho que ella no estuviera en su casa, pero realmente necesitaba saber de ella o que habría sido de ella. La idea de nunca más volverla a ver me aterraba mucho.
Toqué la puerta dudando de hacer lo correcto para ya no había vuelta atrás, pues mi chofer esperaba afuera del auto con una sonrisa de idiota tal vez apostando a que yo me retiraría. Entonces toqué fuertemente hasta sentir como mis manos tenían la adrenalina de hacer lo que sea.
Se abrió la puerta y yo casi golpeaba a la mamá de Lizzi de no ser por su rostro bellísimo. Seguía siendo joven y muy delgada. Si no la conociera juraría que es su hermana.
-¡Pero qué gusto volverte a ver! –me saludó abrazándome con mucha delicadeza. –No sabía que Bill y tu lo habían intentado de nuevo –me apuntó hacia la parte que resaltaba más….mi vientre.
Me reí un poco nerviosa sin dejar de sentirme totalmente idiota. Estaba incomoda al desear estar dentro y no afuera. ¿Qué respondería si me preguntaba a que se debía mi visita?
-¿Quieres pasarte? –pensé que había leído mi mente y sonreí asintiendo mi cabeza
-¡Por favor!
-Me alegra mucho que des una vuelta por aquí –su madre me llevó hasta la sala donde también me trajo algunos recuerdos. Nuestra pelea de leche y pastel.
-A mí también me alegra –admití un poco apenada.
Justo en ese momento llegó su hermana mayor desde el fondo de la casa. Estaba un poco distraída con su pequeño niño en brazos, ya tenía más de un añito. Tenía todo el rostro de ella y su cabello era lacio y rubio como el de Lizzi.
Luego de echar un vistazo rápido y darse cuenta de que estaba sentada en el sillón se sorprendió mucho hasta abrazarme.
-¡No puedo creerlo! –Exclamó con mucha alegría- lamento mucho lo de tu otra perdida.
Supuse que Lizzi les había contado mi incidente.
-Pero me alegra mucho que de nuevo estés esperando un hijo ¿Ya sabes lo que será?
-Será una niña –dije un poco tímida sin dejar de ver al hermoso niño que cargaba en brazos.
-¡Justo íbamos a llamar a Lizzi
Su nombre hizo que me entusiasmara logrando en que mi rostro por fin hubiera una sonrisa.
-¿Qué han sabido de ella?
-Hasta el momento que regresará dentro de unas semanas –respondió su hermana, al parecer le estaba batallando con su hijo volviéndose un poco inquieto. Eso hizo que soltara una carcajada.
-¡Unas semanas! –me entusiasmé- ya no es nada a comparación del tiempo que no la veo. ¿Pero será visita o ya vivirá aquí.
-Ella se fue para tener un tiempo para ella misma –comentó su madre un poco seria al respecto- por lo que recuerdo nunca en mi vida la había visto como el día que empacó sus maletas para irse a Italia.
Yo ya me sabía la historia de pies a cabeza y por diferentes versiones. Me inquietó un poco que Lizzi llegara a esas alturas pero no sé cómo habría actuado yo.
-En fin –su madre intentó no hacer el ambiente más incomodo de lo que ya se estaba formando.- la llamaremos dentro de unos cinco minutos para poder …….
El sonido de mi celular hizo que interrumpiera su anuncio algo que me avergonzó hasta el alma.
Saqué de mi bolsillo mi celular. En mi pantalla apareció el número de Bill.
Me tuve que disculpar para salirme al aire fresco frente a la mamá y a su hermana para no estar avergonzada en caso de que Bill y yo tuviéramos una pelea. No me sorprendería si la tuviéramos.
-¿Dónde estás? –preguntó.
Aquello me fastidió más de lo que pude imaginar. Él si tenía derecho a preguntarme pero yo a él no.
-¿Dónde estás tu? –pregunté mas enojada que curiosa.
-No has respondido a mi pregunta.
-Donde quiera que esté no es de tu incumbencia.
-Neily no me saques de quicio, no ahora –se molestó.
Deseé colgarle con todo el coraje acumulado pero no lo hice.
-En casa de Lizzi –respondí de mala gana.
-No quiero que llegues tarde –anunció finalmente para colgarme. Lo odié.
“Estúpido” solté enojada. Tuve que inhalar varias veces antes de llegar con ellas de nuevo.
Al principio creí que era mi imaginación cuando entre, pero luego de darme cuenta de que mi voz nunca la había bajado para nada, supe que habían escuchado mi conversación.
-Si no te conociera diría que tienes algo –comentó la hermana un poco angustiada al ver mi rostro ¿Apoco tan mal me veía?
-Lo que sea –me hizo sentarme su madre en el sillón tomándome de la mano- sabes que puedes confiar en nosotros.
Me sentí realmente apenada. Mis intenciones al venir aquí jamás fueron contarle mis problemas de diario.
Pero algo en ella hizo que un sentimiento que quizá yo creí que andaba perdido, volvía repentinamente provocando que un mar de lagrimas pasaron por todo mi rostro. Eso fue aun más vergonzoso.
-Quiero entenderlo –lloré- últimamente él y yo hemos estado muy mal.
Su madre presionó más mi mano.
Su hermana tuvo que llevar a su bebe a un cuarto donde no pudiera ver la vergonzosa escena, ni yo misma querría estar ahí para verlo.
-¿Bill y tú? –preguntó su hermana después de dejar a su bebe.
Yo asentí con mi cabeza.
-Toda pareja pasa por una etapa –me consoló su madre.- Es cuestión de tiempo.
-No lo sé, desde que le anuncié que estaríamos esperando un hijo jamás se ha vuelto a comportar igual.
Su madre y su hija intercambiaron una larga mirada, algo que me indicó que quizá yo estaba haciendo las cosas mal.
-¿Hice mal? –pregunté estúpida sin dejar de llorar.
-Neily –habló lentamente su hermana- Hay ciertos hombres que también pasan una etapa…
-Una etapa en la que –continuó su madre- muchos les cuesta trabajo pensar que serán padres. Y es muy difícil tanto para ti como para ellos aceptar que serán padres. Quizá ya se dio cuenta de la realidad.
-Y no le ayudas en nada si solo peleas –afirmó su hermana- debes de apoyarlo ahora que le será más difícil.
-Pero yo no lo veo de esa forma –reproché- yo si quiero ser madre.
-Ojala los hombres pensaran como Bill –Sonrió su hermana- estoy segura de que está pensando en cómo cuidarlo, mientras que otros hombres no se hacen responsabilidad de lo que lleva tener un hijo.
Me quedé sorprendida. Nunca pensé verlo de esa forma. ¡Jamás!
-He llegado a pensar que ya no siente lo mismo por mi –comenté dudosa pero un poco más tranquila que antes.
-Solo es parte de tu imaginación –sonrió su madre al ver que estaba entrando en razón- tienes que apoyarlo. Recuerda que ahora algo mucho más fuerte lo unirá para toda la vida.
La madre de Lizzi tocó suavemente mi vientre haciendo que sintiera muchas nauseas, pero aun así a pesar del coraje que tenía quizá tenía razón.
-Te recomiendo que está noche hables con él y le digas que lo apoyaras en todo momento, dile que no lo abandonaras y verás cómo se solucionaran las cosas.
Protagonistas!
Cap 7-. Etapas
viernes, 10 de junio de 2011
Publicado por
Nayelitita
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
Cap 7
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario