Protagonistas!

Cap. 8 ¡Un Amor verdadero!

viernes, 17 de junio de 2011

Te recomiendo que está noche hables con él y le digas que lo apoyaras en todo momento, dile que no lo abandonaras y verás cómo se solucionaran las cosas
¿Cómo? ¿Así de fácil?
Esas palabras llegaban a mí como un soplón fuertemente arribando hacia mi rostro, chocaban fuertemente, tanto, que incluso pensaba que harían algún corto o algo.
No puedo explicar exactamente como eso me hizo sentir y las reacciones que este provocó en mí. Todo el camino de regreso a mi “supuesto hogar” me la pasé pensando solo en eso. La vergüenza aun no se me quitaba pues casi provoco una escena completa en la casa de mi amiga.
Puse los ojos en blanco.
¿Qué podía hacer? No podía llegar de la nada y decirle a Bill “solucionado todo ¿Borrón y cuenta nueva?” ¿y olvidar todo? Digo, hasta a él le sorprendería verme así.
Ni siquiera le agradecí a Christopher por haberme llevado como siempre lo hacía. Simplemente me encontraba demasiado perdida como para dar gracias y para saber que pronto anochecería.
Llegué un tanto atormentada por los miles de sermones que de nuevo recibiría, pero nadie dijo nada como esperaba. Es más, nadie prestó mucha atención a mi llegada. Si acaso David echó un vistazo para luego volver a mirar su computadora portátil que se colocaba entre sus piernas, pero de ahí en más nada. Había absoluto silencio que incluso me daba miedo hacer añicos el silencio con mis torpezas haciendo un ruido insoportable.
Caminé con cuidado hasta chocar contra Georg quien sonreía de oreja a oreja masticando una simple manzana.
-¿Qué ha pasado aquí? –le susurré muy cercas de él para que nadie pudiera oírme. Aunque aun así lo dudaba.
Georg puso cara serio –aunque sabía que estaba bromeando-Hizo un gesto con su dedo índice para acercarme a él lo cual me causo un poco de risa. Echó un vistazo a su alrededor y después se acercó a mi oído.
-Bill llegó muy molesto.
Puse los ojos en blanco. ¿Ahora definitivamente no terminaríamos bien? Eso pensé enseguida.
-¿Porqué? –todavía me tomaba la molestia de preguntar sabiendo que ya me la sabía.
Georg suspiró. Eso solo me aseguró que tenía razón.
-Pero se fue de inmediato a casa de su mamá –me respondió.
Eso definitivamente no me lo esperaba. Bill solo acudía a ella cuando verdaderamente lo necesitaba. Era algo muy grave, porque influía un poco en su madre y no le podíamos quitar de su cabeza lo que decidieran.
-Lo mejor es que arreglen sus cosas –continuó Georg dándole un gran mordisco a su manzana.
-¿Él está aquí?
Georg simplemente asintió con su cabeza señalándome justo en el patio trasero. Sonreí un poco sabiendo que estaría mirando las estrellas como solía hacerlo cada anochecer.
Georg se sorprendió un poco al no ir a la dirección que él me señalaba. Miraba atentamente como subía las escaleras esperando a que regresara pero no lo hice. Llegué hasta mi cuarto y miré las maletas aun llenas. Tomé una en especial y busqué entre todas mis cosas un collar que Bill me había regalado hace algún tiempo.
¡Bingo! Grité con entusiasmo al hallar mi cadenita. Me la coloqué enseguida y corrí directo al patio trasero. Solo ahí pude ver el rostro más tranquilo de Georg.
Traté de caminar lo más normal que pude pero aun así las piernas me temblaban mucho.
Al verlo sentí como un escalofrió comenzaba a relampaguear justo en mi pecho.
Estaba sentado con las manos apoyadas en el césped sin dejar de mirar hacia las estrellas justo como yo supuse.
Llegué dándole un beso en la mejilla. Me senté junto a él sin decirle absolutamente nada, preferí que pasaran las cosas. Al final de cuentas no sabía que decir.
Error, pensé después de que había pasado mucho tiempo en silencio. Era mejor disculparse y decir “que lo apoyaría en todo” a pesar de que no estaba muy de acuerdo en eso.
Abrí un poco mis labios, pero me interrumpió enseguida, aunque él tampoco se lo esperaba.
-Lo siento –se disculpó seriamente. Ahora sí que estaba con la boca abierta- nunca debí tratarte como lo hice y quiero arreglar todo.
¿Acaso había ido a casa de Lizzi?
-Yo tampoco me comporté como una santa –comenté un poco más feliz. Me costaba trabajo creer que de verdad se estaba disculpando- yo sé que esto no es fácil para ti…
-No es fácil para ambos –me interrumpió un poco avergonzado- y no nos estamos facilitando las cosas peleando.
En eso sin duda estaba de acuerdo.
-Te extraño mucho -admití a pesar de sentir demasiado calor en mi rostro- te necesito ahora que siento que no tengo a nadie.
Bill cerró los ojos enseguida, me pareció que estaba frustrado pero no quise arruinar el momento.
-Mañana mismo hablaré con tus papás. No quiero que por mi culpa estés pasando por eso.
Mis ojos no podían creer lo que veía ni mis oídos lo que estaban escuchando.
-¡Bill! –grité emocionada abalanzándome hacia él. Lo besé en todo su rostro. -¿Harás eso? –lo miré a los ojos. Solo así sabría si estaba mintiendo. Pero asintió lentamente sin dejar de mirarme. Lo amé profundamente.
Sin esperarlo, sus labios instantáneamente chocaron contra mis labios. Los sentía tan suaves y húmedos. Me besó desenfrenadamente hasta sentir que me faltaba la respiración, pero eso no hizo que me detuviera, solo hizo que lo enrollara con mi brazo todo su cuello hasta tenerlo acorralado. Lo apreté fuertemente más hacia mis labios para que no se detuviera. Lo deseaba más que a nada en el mundo. Ahora mi mente solo se formaba él, él y más él.
Sus manos se enrollaron en mi cintura hasta sentirme protegida.
Mi fuerza cada vez se debilitaba hasta dejarme acostada sobre el pasto mientras me besaba. Poco a poco sus labios fueron bajando hasta mi garganta, dejándome totalmente…… excitada.
-¡Será mejor irnos de aquí! –mencionó un poco aturdido.
Asentí con mi cabeza mientras respiraba insaciable algo que me costaba trabajo creer. Con un beso me sentía ahora más cansada. ¿Cómo era posible?
Bill me ayudó a levantarme y junto nos adentramos hasta mi habitación lo más rápido que pudimos. No nos importaron las miraditas discretas de los chicos, ahora estábamos juntos.
Me era poco creíble lo que me hizo cambiar de opinión con el simple hecho de hablar con mis padres. Era algo que me ponía de buenas y muy feliz.



Cuidadosamente me cargó hasta dejarme caer en la cama. Me robó un beso lentamente y después mi miró a los ojos como si me pidiera permiso para desabrochar mi blusa. Yo sonreí nerviosa –como siempre- y lo besé de nuevo casi pidiéndole a gritos que lo hiciera rápido. Bill desabrochó mi blusa mientras yo desabrochaba sus pantalones de cuero negro extremadamente pegados a su piel. Se quitó la playera sin darme cuenta. Solo así pude explorar con mis manos todo su torso desnudo. Bill tomó con sus manos las mías y las besó con delicadeza, luego de eso las colocó arriba de mí para quitarme mi sostén sin ningún problema. Sus manos se esparcieron por todo mi pecho hasta erizarme la piel completamente. Los labios que me dejaban sin aliento se colocaron suavemente hasta mi garganta bajando lentamente hasta mi abdomen –inflada- la acarició suavemente dando otro beso que me dejó inquietada. Aquello era nuevo para mí y algo hermoso. Bajó mi falda lentamente, lo cual le resultó bastante sencillo por el resorte. Mis bragas estaban fuera y ahora sí estaba completamente desnuda. Sus labios de nuevo estaban junto a los míos lo cual hizo que eso me excitara muchísimo más.
-¡Bill hazlo ya! –Grité desesperada jalándole los cabello- ¡hazlo! –le susurré en su oreja, algo que a Bill le causó un poco de risa. Lo ignoré.
Su miembro comenzó a meterlo lentamente hasta sentirme completa. Lo besé de nuevo sin dejar de desearlo. Aquello, después de tanto tiempo sin tenerlo junto a mí me dificultaba creerlo. Ahora me sentía completa, demasiado completa.
Aunque era un poco más difícil ahora que mi barriga se encontraba más hinchada. Bill ya no podía penetrarme y besarme al mismo tiempo. Pero el placer de estar acostada y que me estuviera…… era lo mejor.
Me volteé rápidamente para poder hacer una mejor penetración. Solo el que yo estuviera encima de él hacía mucho mejor nuestro placer. Un movimiento –ahora más difícil- hice sacarle un suspiro que incluso me sentí más que satisfecha. Lo besé como nunca lo había hecho, lo había extrañado durante tanto tiempo. Y ahora que su cuerpo estaba al lado del mío me parecía en verdad muy poco creíble.
Su mano siempre me acariciaba con tanta delicadeza, que sin desearlo, mi piel se erizaba completamente hasta sentir cierto escalofrió.
No supe en qué momento me encontraba debajo de él haciendo las cosas más difíciles. Pero aun así intenté disfrutarlo de la mejor manera.
En un momento Bill se detuvo lentamente hasta ya no moverse. Solo dedico a mirarme a los ojos, luego de verme fijamente, inesperadamente sus labios chocaron contra los míos. Yo lo abracé fuertemente sin dejar de soltarlo hasta volver a comenzar nuestro ritmo. Quizá para él no fue la gran cosa, pero durante casi toda la noche fue mi parte favorita. Me gusto que me haya mirado como lo hizo y me besara como tal. Sentí que me respondía de la misma forma que deseé con todas mis fuerzas que el tiempo se detuviera, pero solo logró dejarme con las ganas de más.
Un beso finalizó otro de nuestros maravillosos encuentros. Algo que sin duda yo titularía con letras enormes “Un Amor verdadero”. Estaba feliz y complacida, por fin me sentía amada y correspondida de la misma forma.
No me fue difícil agarrar el sueño y mucho menos en los brazos de Bill quien me arrullaba una canción sin dejar de besar mi frente. Poco a poco mis ojos se iban cerrando hasta quedar completamente dormida.

0 comentarios:

Publicar un comentario