Protagonistas!

Cap 10.- Algo nos une

lunes, 18 de julio de 2011

-Creo que mi actitud hacia ustedes no fue la correcta. Por eso quiero disculparme por las actitudes que tomé durante los días pasados, aunque mi única intención jamás fue herirlos. No me gustaría que por aquella actitud mía, ustedes se distanciaran sin motivo alguno.
Tomé la mano apretándola fuertemente mientras sonreía por dentro. Aquellas palabras me hicieron sentirme orgullosa de tener a alguien así a mi lado. Realmente parecía que lo lamentaba y eso, supongo que era parte del plan. Aun mis instintos me indicaban que Bill no se sentía lo suficiente cómodo para sincerarse.
-Una actitud demasiado inmadura –interrumpió mi madre con la misma actitud de arrogante. Inmediatamente puse los ojos en blanco.
Creo que en este momento lo que más deseaba era que mi madre hiciera el menor esfuerzo de llevársela bien con él, pero inclusive era algo que yo misma mía no me la creía.
-Es cierto –admitió Bill a pesar de que él le respondía de una manera muy gentil para que mi madre la mereciera- pero estoy dispuesto a hacer lo que sea que a Neily la haga feliz.
-Sí, seguro –bufó mi madre cruzándose de brazos evitando nuestras miradas.
-Mamá –le llamé la atención de una forma desesperante.
-Pues no me convence –se levantó del sillón con su orgullo más que nada y caminó hacia la cocina.
Ahora éramos tres extraños mirándonos los rostros en una sala que ahora parecía ser inservible.
No era justo, hoy más que nada deseaba “las paces” pero gracias a la arrogancia de mi madre, eso jamás iba a hacer posible.
Sin perder mis estribos me dirigí rápidamente hacia con ella. No iba a dejar que todo se echara para atrás y menos ahora que Bill estaba dispuesto.
-¿Podemos hablar? –la jalé antes de que subiera a las escaleras. Por más que tratara de que no sonara como una pregunta, al final de cuentas sonó así.
-No –negó secamente subiendo como sí nada.
Yo la seguí.
Ella intentó meterse a su cuarto queriéndome cerrar la puerta en mis narices, pero alcancé a detenerla justo después de poner mi pie en medio del cuarto.
Empujé la puerta sin mucho esfuerzo y cerré la puerta para evitar que nuestras palabras llegaran a la parte de abajo.
-¿Al menos podrías hacer el intento de llevártela bien? –me queje mientras me aventaba a la cama como si aquello me llegara a hacerme sentir mejor.
-No confió en él.
-¿por qué?
-Es un presentimiento, no lo sé, quizá, tenga mucho miedo de perderte.
-¿Pero perderme por qué? –ahora pensé que a mi madre se le había zafado un tornillo.
-Tú me entiendes –su voz increíblemente me pareció asustada y temerosa. Incluso bajó la voz como si la estuviesen vigilando. –cuando supe lo que había pasado contigo por lo de tú papá y lo de Bill, siempre supe que no era una buena idea. Tuve miedo al pensar que te había perdido la primera vez, y no quiero volverme arriesgar.
-Pero Bill no es el culpable de todas las cosas malas que me pasen a mí –lo defendí casi intentando no reírme.
-Te digo que es un presentimiento muy malo –me repitió temerosa, casi rogándome que lo dejara. –Verte embarazada me enfureció mucho más, por qué algo los unirá para siempre.
-Lo sé –asentí entusiasmada. Mi sonrisa creció pero en un instante desapareció al ver el rostro de mi madre serio.
-Temo por ti –admitió finalmente y solo ahí pude recordar el rostro de Ani, mirándome sigilosamente esperando a que yo llegara a ella.
Mi corazón se exaltó y mi cuerpo comenzó a adormilarse poco a poco hasta no sentir nada. Un sudor frío recorrió mi nuca rápidamente hasta sentir escalofríos.
-¿Podrías intentar llevarte bien con él? Sabes que, pronto seremos familia –hablé pausadamente para que no notara lo nerviosa que estaba. Pues en cada una de las palabras se podía repetir constantemente el nombre de “Ani, Ani, Ani” que temía tanto decirla.
-¿Te casaras con él? –mis ojos se abrieron de par en par mientras la respiración de mi madre se detuvo bruscamente.
-No –solté mientras me detenía a parpadear. –Simplemente ahora habrá algo que no unirá para siempre como tú lo dices. –le señalé justo en mi abdomen mientras esperaba su respuesta.
Suspiró un poco cansada, luego se acercó a mí acariciando suavemente mi frente sin dejar de mirarme a los ojos.
-Solo espero nunca decirte “te lo advertí”
No pude dejar de vitar que eso me causo miedo, tanto que solo asentí con la cabeza mientras la escena de Ani se esparcía más por mi cabeza.
Me faltó el aire y todo comenzó a darme vueltas la cabeza. Mi madre ni siquiera lo notó. Se había retirado justo cuando corrí por un vaso de agua. Mi corazón se aceleró sin dejar de tranquilizarme. Un sudor frio recorrió toda mi frente haciendo que mi cuerpo se entumiera lentamente.
Me detuve a respirar poco a poco. Me estaba asustando pero no sabía por qué.
Me giré para ver a través de la puerta la escena en la que mi madre saludaba de buena manera a Bill. “Que bonito, dije sin dejar de ver la escena……….
-¿Y a ti que te sucede? –me asustó mi padre quien me habló justo detrás de mí.
-Nada –intenté calmarme. ¿Por qué justo ahora me tenía que sentir tan mal?
Mi padre no me creyó –como era de esperarse- y se detuvo a escanearme el rostro. Intenté bajarla, por miedo a que me descubriera.
Después de analizarme muy bien, sus ojos se abrieron como platos y soltó el vaso que sostenía de agua.
-¡Has visto a Ani!
Hubiera deseado que me lo preguntara, para por lo menos negarlo, pero no se trataba de una pregunta, sino de una afirmación.
En ningún momento su voz me pareció fuerte, sino todo lo contrario, habló en voz baja para que nadie lo escuchara.
-¿Qué ocurre? –gritó mi madre al otro lado de la sala.
Nadie de los dos dijimos nada. Hubiera deseado ser yo la que dijera “nada, solo un mal entendido, mi padre ha entendido muy mal las cosas” pero nada de eso pasó. Dejé que el silencio me invadiera y dejé que pasara el momento.
-Nada –gritó al fin mi papá un poco más tranquilo.
¡Corre! Escuché una voz en mi interior, pero antes de poderme largar –como siempre me gustaba hacer- la mano fuerte y dura de mi padre me detuvo mi brazo haciendo que me detuviera justo antes de tocar la puerta y eso que me faltaba muy poco.
-Puedes explicármelo –sentí como un dolor me estremecía por todo el brazo hasta adormilarse. Ahora era una exigencia que no podía hacerla parar. ¿Pero qué le diría? ¿Nada? Ya no me creería. ¡Era mala con las mentiras!
-Suéltame –jaloneé haciendo mi voz dura pero no tan fuerte para que nadie pudiera escuchar. “Error” solo estaba afirmando que mi padre tenía razón. ¿Por qué? Fácil; Si hubiera sido “inteligente” hubiera negado rápidamente “No papá, es solo que esto del embarazo hace que me dé mareos intensos” y no hubiera tenido que bajar la voz, pero opté por la peor respuesta “Suéltame” traducido es “déjame huir” y bajé la voz porque tenía miedo de que los demás oyeran.
Me soltó.
-Me lo dirás –volvió a exigirme- esto es importante y más justo en estos momentos- Sus ojos me señalaron a mi vientre que se encontraba en medio de nosotros.
Era verdad, no solo estaba en juego yo, sino también mi bebe Aquella ternura indefensa. Me asusté.
-No te espantes –me tranquilizó enseguida- simplemente debes decirme que ocurrió.
-Solo la vi –mi voz temblorosa hizo el trabajo sucio- estaba en la calle, pude verla mientras íbamos en el auto.
Mi padre me tomó por los hombros acercándose más a mi rostro. Su rostro era pura preocupación. ¿Cómo no asustarme por ello?
Pensé que me diría algo, pero no lo hizo. Me soltó y se largó sin decir palabra alguna.
Intenté tomar un agua tratando de que mi mano no temblara tanto, pero era inevitable y más fingir que me encontraba bien frente a Bill y mi madre quienes me esperaban impacientes para lo que sería nuestra primera convivencia juntos. Y yo lo había echado a perder.

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