Era difícil tocar el piano ahora que estaba embarazada, pero nada me quitaba las ganas de hacerlo. Toqué una canción que mi padre me enseñó. Fue una de las primeras canciones que hice con él.
Estaba tan concentrada que sin esperarlo, la puerta que se encontraba a mis espaldas se abrió instantáneamente, haciendo que mi corazón se acelerara esperando lo peor; la continuación de mis pesadillas.
Me giré espantada esperando lo peor.
-¡Bill! –Exclamé mientras me tentaba mi pecho donde mi corazón no dejaba de palpitar- Me asustaste –me detuve para respirar.
-Lo siento –sonrió- vine a disculparme por mi actitud tan grotesca. Perdóname –en serio parecía lamentarlo. De seguro los chicos le comentaron eso a Bill- Pero es que en serio necesitamos trabajar duro para este proyecto.
-Lo sé –admití- yo debería de disculparme por no darte tu espacio.
-Descuida, te prometí que saldríamos y eso haré cuando salgamos.
Me quedé totalmente quieta mientras mi miraba se detenía a mirar su rostro perfecto. No dije absolutamente nada y supuse que esperaba algo. Se quedó quieto por unos segundos para luego desaparecer como tantas veces.
De repente todo esto ya se estaba formando rutinario. Lo más importante para mí desaparecía cada que lo necesitaba.
Golpeé fuertemente algunas teclas del piano mientras dejaba pasar el coraje.
“No dejaré que nadie arruina mis días” y sin más preámbulos me dirigí hacia la puerta principal del estudio.
-¡Neily que haces! –me gritó David a lo lejos- al menos necesitas un acompañante.
-No –le grité.
Había tomado las llaves del carro de Bill sin nadie que estuviera siguiéndome o cuidándome. Está vez me las arreglaría yo sola si llegaba a haber una cámara frente a mí. Ya nadie me diría que hacer.
-Neily –me siguió gritando- no te vayas.
-Volveré temprano –solté una risita divertida por lo que estaba haciendo- lo prometo.
Conducía a toda velocidad hasta llegar a la casa de mis padres. Justo donde deseaba estar más que nada. Las llamadas a mi celular pronto comenzaron a cesar, algo que preferí no saber de quién eran.
Llegué a casa de mis padres tocando como una simple avergonzada. Tantas veces me quería escapar antes y ahora que he salido, deseo estar con ellos. ¡Qué lio!
Abrió mi mamá.
-¡Neily! –al aparecer le sorprendía- de haber sabido que vendrías le diría a tu padre.
-¿No se encuentra?
-No –ambas nos dirigimos a la sala a sentarnos.- Desde él día de tu última visita tu padre se ha comportado muy extraño.
Eso sin lugar a dudas me asustó. Si mi padre les decía a todos la verdad ahora tendría que hacer un escándalo y eso significaría más preocupaciones para los demás y más atención para mí respecto a los medios de comunicación.
-¿Sabes dónde puedo encontrarlo? –la única forma de arreglar esto era hablando con él.
-La verdad no –lo dudó un poco- creo que tiene su celular, podrías marcarle de ahí.
Suspiré.
-Mamá lo siento mucho pero debo irme.
-Tan pronto.
-Es urgente.
Al principio pensé que me preguntaría acerca de todo esto. Pero lo pensó muy lentamente para asentir con su cabeza lentamente. Me alegró mucho que no preguntara y me dirigí rápidamente al auto.
Mi celular estaba lleno de mensajes a los cuales preferí no prestarle atención. Marqué el número de mi padre sin detenerme a conducir, puesto que todo aquello ya estaba provocando en mí una adrenalina que en mucho tiempo no había sentido.
-¡Papá! –me sobresalté cuando escuché su voz. Fue cuando supe que iba demasiado rápido-necesito que hablemos.
-¿Qué ha ocurrido, Ani te hizo algo?
-Es justo de lo que quería que habláramos.
-¡Ani te hizo algo! –ahora era él el sobresaltado.
-¡No! –le grité. Luego comencé a reír. Estaba completamente loca, o al menos así me sentía- pero sería bueno vernos. Donde podemos vernos.
-¿Recuerdas el lugar donde supuestamente me mataron?
-Como olvidarlo –respondí sarcásticamente- te veré ahí.
Las preguntas realmente en mi cabeza nunca dejaban de cesar. ¿Porqué habría escogido ese lugar habiendo tantos lugares donde pudiéramos platicar.
Tragué saliva al ver ante mis ojos el lugar donde conocí a Ani por primera vez. Fue en el baño donde escuché toda la conversación y desde ahí comenzó una etapa de mi vida que nunca planeé o que por lo menos fue una de las más difíciles y hasta la fecha es una etapa en la que no he podido salir d ahí.
Miré atenta el lugar como si aquello me hiciera recordar algo o por lo menos entender “el porqué de las cosas”
Bajé del auto como si nada y me encaminé por los alrededores del lugar solo para verificar si había llegado él.
-Quería que habláramos ¿no? –apareció de la nada.
Me asusté.
-¡Papá! –lo miré con cuidado. Me gustaba analizarlo cada vez que podía cuando las situaciones se me eran más que sospechosas.- Así es –asentí con la cabeza mientras me dirigía hacia él.
Nos sentamos juntos en uno de los arboles que adornaban aquel lugar que parecía tan simple, pero cuando oscurecía era uno de los lugares más brillantes donde la gente le gustaba bailar y conocer gente nueva.
Nos sentamos juntos en el pasto verde al lado del árbol que nos cubría del sol.
-No quiero que nadie se entere –vacilé mientras me le declaraba, nada de esto era fácil para mí y lo más decepcionante de todo es que la adrenalina que se había formado en mí había desaparecido- Lo de Aní. No quiero preocuparlos a todos.
Soltó una carcajada.
-Es en serio –ahora estaba disgustada- no quiero poner en riesgo a los demás por mis estúpidos problemas.
-¿Cómo es posible que los llames como tus problemas? –se rehusó negando la cabeza varias veces. Intenté entenderlo. –Fui yo quien te metió en esto.
Lo miré un poco confundida. Parecía que estaba enfurecido pero trataba de ocultarlo.
-Nunca lo has comprendido –continuó él- cuando me dieron este trabajo supe que mi familia estaría en riesgo. El padre de Ani es uno de los señores más ricos y peligrosos que he conocido en mi vida. Pero realmente necesitaba capturarlo. Mi tarea era simple, ganarme su confianza haciéndome pasar por un colega más de él. Dejando a un lado lo que más amaba. Tu madre y tú. Fue por eso que decidimos separarnos, más que nada por su seguridad.
-Eso ya lo sabía –lo interrumpí con una risita. Mi padre me miró de tal modo que hizo que me arrepintiera haberlo interrumpido.
-Cuando supe que él tenía una hija –prosiguió- todos comenzaron a mencionar que podría ser una gran fuente para poder capturarlos con más seguridad y claro, saber qué es lo que deseaban ellos. Tú eras perfecta para esta misión en la que yo estaba decidido a arriesgarte. Nunca pensé que las cosas podrían salirse de control así que les sugerí un plan en el que te incluyeran. Aunque no te lo mencionaríamos jamás.
No fue de la nada por la que te llamé y te dije que vinieras a conocer mi trabajo. Desde que llegaste todo estaba planeado. Chelsey estaba decidida a protegerte y darnos la información necesaria en caso de que Ani cambiara de planes. Y estábamos seguros de que Ani te necesitaba porque sabía que estabas cercas de los chicos. Tuvo una relación con Tom pero nunca se le facilitó entrar a la casa, algo que tú habías hecho con facilidad.
-Espera –mi cabeza estaba procesando información que quizá yo nunca supe- ¿Por qué Chelsey nunca hizo el trabajo sucio, porque yo?
-Ani sospecharía.
-Ohh entonces fui de mucha ayuda –sonreí intentando no hacer el momento más incomodo.
-Pero tu actitud grotesca –eso fue un golpe bajo- siempre nos hizo un poco más difícil el plan y no podíamos decirte nada.
-¿Por qué?
-No eres buena mintiendo –otro golpe bajo- así que tuvimos que fingir mi muerte por muchas razones. Una de ellas era según eso para “protegerte” cuando en realidad deseábamos que permanecieras dentro de la casa y Ani pudiera hacer el trabajo sucio fácilmente. Cuando llegó el día de que tú por fin entregarías los papeles, que por cierto siempre fueron falsos, estábamos seguros de que los entregarías, pero no lo hiciste. Te robaron un cariño que nosotros nunca nos esperábamos. Por eso decidimos ir al plan perfecto. Al plan en el que teníamos todo autorizado y las pruebas necesarias para capturarlos.
-Sabes que pudieron haberme matado –renegué mientras podía hundirme a lo que sería mi tenebroso pasado.
-Pero nunca te dejé sola. Cada vez que tu ibas sola siempre estaba a tu lado aunque tú no te dieras cuenta.
-¿Y qué tienen planeado para esta vez?
-Nada –respondió rápidamente muy a secas.
-¿Es en serio? Yo sé cuando mientes.
-De acuerdo, si hay un plan. Lamentablemente no estás incluida –soltó una carcajada.
Valla, verlo sonreía durante una larga charla hizo que todo esto valiera la pena. Pero aun así no podíamos reír confiados. Ani era demasiado letal o al menos para mí hacía parecer un Lucifer en persona.
-¡Sabes que si de todos modos Ani aparece y la capturan, volverá a salir de la cárcel.
-Nadie habló sobre capturarla.
Quise responder “¿Entonces?” pero me bastó para poder entender a lo que se referían. “La muerte” era la única opción por la cual quizá no estaba incluida yo y aunque no lo crean, me alegraba saber que no tenía nada que ver en la muerte.
Protagonistas!
Cap 12-. El plan perfecto
miércoles, 3 de agosto de 2011
Publicado por
Nayelitita
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
Cap 12
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario