Protagonistas!

Cap 14-. "Mi familia"

miércoles, 24 de agosto de 2011

-¡Bill, necesito….! –Lloré -¿Qué sucede conmigo? –lloré aun más.
Bill puso los ojos en blanco.
-No me hagas esa cara –me enfurecí con él- odio que no me comprendas ni un poquito –lloré.
Bill suspiró sin dejar de sonreír.
-Hace cinco minutos eras una chica demasiado caliente –bromeó- ahora ¿Qué eres?
-Nadie –contesté de mala manera y me crucé de brazos deseando no cruzar ni una palabra más con él.
Estaba enfurecida que no comprendiera y que no me entendiera ni un poquito. Qué todo lo tomara como si fuera una broma. Lo más cansado de todo era tenerlo que aguantar todos los días y lo peor de todo es que no me complaciera en lo absoluto. Ya sé que a veces cambió drásticamente de humor pero……….
Mis ojos poco a poco se fueron abriendo. Tardé muy pocos segundos para darme cuenta de que me había dormido recordando ¿Cómo fue posible eso? Recordé haberme enojado con Bill y después……nada.
Me encontraba acostada en la cama en la que Bill y yo dormíamos juntos.
-¡Qué raro! –me sorprendí y más viendo una rosa junto a mí.
¡Una rosa! Era increíble y más sabiendo que Bill no me había enviado una rosa en mucho tiempo.
La tomé cuidadosamente mientras la miraba detenidamente. ¡¡Asombrosooo!!
Incluso llegue a olerla como si aquello me dejara sin aliento, aunque fue lógico que no sucediera así.
Sonreí a un más.
“Bill” suspiré desencadenando su propio nombre en voz baja.
¿Habría vuelto a ser el mismo de antes?
-Bill –grité su nombre y me levanté de la cama como si me prendieran una mecha- Bill –lo grité mas fuerte buscándolo como loca.
-No está –respondió otra vez esa voz que siempre silenciaba mis ilusiones.
-David –canté mientras lo muraba sentado sobre el sillón hablando por celular- ¿Sabes donde puede estar? –mi pregunta había sonado demasiado apagado. Aquella mecha se había pagado.
Solo negó con su cabeza desinteresado.
¡Demonios! Ahora entendí la rosa. Suspiré demasiada cansada para soportarlo encerrada “de nuevo”.
Volví a tomar las llaves de Bill y me lancé hacia el coche de Bill.
-Neily –me gritó David sin soltar su teléfono celular quien parecía que estaba pegado a su oído todo el tiempo. –Bill me pidió que no salieras, no es bueno para ti ni para el bebe.
Arranqué antes de que pudiera detenerme. ¿Ahora resulta que no puedo salir? Pero estaba bien quedarme encerrada completamente sola. Ni loca.
Sabía que estaba quebrando las leyes y admito que eso de salir a manejar junto con mi bebe no era lo mejor, pero estaba cansándome. Y aunque decidí salirme de casa por las únicas razones de que no estaba conforme con las reglas de mantenían mis padres y ahora…huía y deseaba estar junto a ellos. Ahora lo veía más difícil. No podía irme y dejar todo a la ligera a Bill. Ahora tenía compromisos muy grande con mi familia…..¿Mi familia?
Qué gran paso y solo tengo 21 años ….
Había llegado a mi…perdón a casa de mis padres. Justo a tiempo para no pensar en si estaba lista para ser madre..
Bajé del auto y me dirigí hacia la puerta. Toqué una, dos, tres veces y nada. Golpeé la puerta mucho más fuerte y escuché como leves pasos se hacían mas grande el sonido conforme avanzaba. ¿Aquellos sonidos eran tacones? Mi madre no usa tacones ¿O sí?
Quizás estaba entrenando para su boda que sería dentro de poco.
Abrieron la puerta.
Me quedé boca abierta cuando la vi y más porque era mucho el tiempo que no la había visto.
-¡Chelsey! –grité y me abalancé hacia ella.
Mis primeras preguntas se hicieron como un eco interminable dentro de mi cabeza. Estaba emocionada, y me había quedado sin palabras justo después de mis brazos rodearon por completo su cuerpo. Aun así, lo pregunta que más resaltaba ante las demás era ¿Qué estaba haciendo ella aquí? Estaba segura de que Chelsey, de haber querido encontrarme me había encontrado de alguna forma, pero no importaba ya nada. Lo más importante de todo era que ella estaba aquí
-¡Chelsey! –que testaruda, volví a decir su nombre. Mi risa estúpida ahora le seguía. Me sentí torpe. –No puedo creer que estés aquí.
Al principio no sabía si mi abrazo quizás la habría sacado fuera de sus casillas, pero luego supe que esa mirada que siempre me aterraba ahora estaba presente más que nada.
-Estas embarazadas…… -todo silenció. ¿Y qué? Porque eso la causaba tanta remordimiento en su rostro.
-Falta poco para que nazca…. –intenté descifrar que había detrás de esa mirada, pero en un dos por tres cambió su rostro.
-Es broma –me abrazó fuertemente. Estaba a punto de decir “espera un momento” para que intentara acomodar las piezas en su lugar pero no me dejó- estoy contenta. Tu papá fue muy cordial en invitarme a su boda.
-Es por eso que estás aquí –aseguré contenta- Me parece fantástico.
-¿Tú ya estás lista para la boda de tus padres?
Me sorprendió mucho la forma en que había cambiado su rostro y eso me inquieto.
-No del todo –respondí automáticamente sin dejar de mirarla y tratar de entender que pasaba. Estaba segura de que ocultaba algo.
-Hablando de eso –sonrió segura con su enorme dentadura blanca con su hermosa, tés de piel. Me había olvidado lo blanca que era y que su cabellera era pelirroja. Sin dunda se me hizo hermosa, sintiéndome como un mendigo a su lado.- tengo que ir por mi vestido.
-¿Te vas?
-Volveré pronto –me guiñó el ojo subiendo a un auto deportivo color rojo. Había cambiado de auto y eso me dio a entender que le estaba yendo bien donde quiera que estuviera.
Las dudas ahora más que nada no dejaron de cesar, pero intenté no enfocarme mucho en ella. Habría mucho más tiempo para charlar con ella sobre cómo iban las cosas con Ani, quien me aseguraba que ella lo tenía todo bajo control.
Cuando subí a la habitación de mis padres, mi madre se medía su vestido que utilizaría en la boda.
Su vestido era blanco dándole un toque en beige con pequeños adornos a lo largo del vestido. Su corsee estaba adornado por diamantes y pedrería de lo más fino, con encajes floreados a su alrededor. No tenía mangas el vestido, lo cual la hacía lucir más delgada. Justo debajo del corsee era como si la tela comenzara a pegarse al cuerpo obteniendo una forma de sirena hasta llegar a la parte de abajo donde terminaba un poco más abierto. Simplemente hermoso.
-¡Estas bellísima! –me adentré a la habitación sin quitar la mirada del vestido. Sentí que mis ojos me brillaron.
-Sé que tengo buenos gustos –Fanny se puso frente a mí.
-Demonios Fanny –me alegré abrazándola también- a ti ya no te volví a ver desde que me visitaste el día que llegué aquí.
-Supuse que solo querías odiarme más por el incidente.
-Me gusta escuchar varias versiones –sé a lo que se refería. Un recuerdo de Tom no se olvidaba ni mucho menos viniendo de mi prima.
-¿Por qué? –mi prima se silenció. Sabía a lo que me refería pero lo más sorprendente de todo es que fui muy directa con ella. Fui al grano.
-A veces te desconozco – volvió a sonreír intentando fingir que miraba a detalle el vestido de mi madre. –No creo que este sea un buen lugar para hablar de esto.
Mi madre nos ignoraba por completo o al menos fingía no escucharnos.
Caminé unos cuantos pasos hacia la puerta para abrirla. Ella sonrió maliciosa y se dejó venir hacia la puerta.
-No tardaremos –le avisé a mi madre quien miraba atónita.

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